jueves, 29 de julio de 2010

Me gusta...

Me gusta, lo tengo claro, asumido... pero no controlado. No llego a la psicopatía (por fortuna), pero si me interesa mucho ella, en el sentido que me importa lo que hace y lo que no (en la medida de lo que puedo saber). Me imagino una vida con ella, no fantasiosa, ni hermosa, tal cual soñador idealista. Me imagino algo real, profundo, con problemas, discusiones, reconciliaciones, risas, besos, cariño, comunicación... amor. Me imagino una situación viva, real, lo más cercano a lo que podría pasar si en realidad pudiera decir sin tapujos lo que siento.

Realmente me siento enfermo, pero no de amor, ni de desamor, ni nada de ese estilo... me siento inseguro, inquieto, actuó un personaje falso, ni la mitad de lo que soy yo... por miedo a no ser lo que busca. Todo debería ser, y sobretodo esto como las obligaciones en Derecho (no los lateare mas) puras y simples... o tal vez que yo pongo las condiciones, que a todo esto son imposibles, a propósito.

Lo peor de mi problema, la cual es quererla, es que escribo esto, y por este medio, y aun no entiendo por que no se lo digo en directo.

¿Realmente estaré enfermo?, o ¿tal vez mi cariño se baso en suposiciones débiles, y todo esto es solo la consecuencia de esto?

domingo, 15 de noviembre de 2009

El explotado (Básado en hechos reales)

El clima de Ovalle es de una primavera permanente, el imponente sol asoma despejado prácticamente todo el año. Su calor, eso si, no es abrumador, no es del típico que deja somnoliento, lánguido, sin ganas de hacer gran cosa más que estar sentado mirando el horizonte, observando como se distorsiona producto de las ondas calidas; sino mas bien es el calor brillante, inspirador, que te levanta con energía, que calienta por encima y de forma pareja, que siempre lo acompaña una fría brisa que refresca y alegra.

Vicente, aunque era victima de una bella y típica mañana soleada de Ovalle, no se sentía con energías, ni menos era un joven feliz. Caminaba levantando el polvo de la calles camino hacia la tienda de abarrotes mas grande de la ciudad; a sus diecisiete años debía otra vez reemplazar a su padre que trabajaba en ese lugar, ya que él estaba enfermo, y aunque no tenia por que reemplazarlo, sus jefes lo obligaban que cuando se enfermara debía llevar un reemplazante.

El joven tuvo la mala fortuna de ser el hijo del medio, lo separaba ocho o nueve años de los mayores y cuatro de los menores, por ende todas las obligaciones (solo por que los demás o eran ya muy grandes y los otros muy pequeños) recaían sobre él, como comprar los víveres para el mes en el mismo lugar donde trabajaba su padre. Lo dejaban esperando horas enteras fuera de la tienda con un carrito para poder entrar… el hijo del trabajador solo podía recoger víveres cuando no hubiera ningún cliente. Se sentía la persona más humillada que podía existir en todo Ovalle.

Todas las noches su padre llegaba cansado a su casa y de muy mal genio, la gran mayoría de los retos y golpes recaían sobre Vicente, muchas veces por acusaciones injustas. Su madre también hacia lo mismo, lo retaba y golpeaba mucho, nunca en su vida había recibido alguna manifestación de afecto… por mala fortuna era el del medio y no era el preferido de ninguno de sus dos padres. Aunque esto lo vivía a diario, no sentía rencor hacia ellos, mas bien los entendía. Su padre, un ex trabajador de las salitreras, se tuvo que ir por problemas de salud, por ende se debía asentar en una ciudad de un calor moderado, no tan fuerte como el del norte, en consecuencia Ovalle era la mejor elección. Una vez en la ciudad y aunque sabia hacer de todo (era electricista, mecánico y gásfiter) tuvo que trabajar en la tienda de abarrotes de su hermana y su cuñado. Llevaba treinta años ahí y sus jefes lo explotaban y humillaban desde aquel entonces, pagaban una miseria (aunque eran familiares), estaba en la tienda hasta altas horas de la noche, se dirigían a él sin un mínimo de respeto y las asignaciones familiares no se las pagaban, sino que se las rellenaban con su sueldo. Su madre era una dueña de casa, la cual tuvo que soportar vivir toda su vida con el sueldo miserable de su marido.

Vicente paró momentáneamente frente de la tienda y la observó con odio un momento. Era imponente, gigante, abarcaba toda la cuadra entre las bodegas y la tienda en sí. En el segundo piso existían cuatro casas en las cuales vivían los dueños y sus hijos. Suspiró sin remedio, y entró sin convicción alguna. La tienda brillaba, estaba realmente ordenada, cada cosa puesta meticulosamente en su lugar. A Vicente le ardía la sangre al mirar todo esto, sabia que todo lo hermoso de la tienda era gracias a su padre y sus jefes no lo aprecian ni reconocían.

El día pasaba normalmente y durante la tarde no entró cliente alguno, el reloj marcaba las seis y era hora de tomar el té; observó una esquina de la tienda, escondidas detrás de unas latas estaban algunos utensilios para poder comer algo, unas tazas abolladas y unos servicios. Por algunos segundos Vicente vislumbró a su padre tomando el té a escondidas para no “ofender” a los clientes, vio su mirada triste y resignada pensando que era la vida que le toco vivir y no había manera de cambiarla, lo miró con nostalgia comiendo igual a un mendigo… su odio creció y en un acto de rebeldía subió las escaleras con la clara decisión de tomar el té en la casa de los jefes de su padre y no de manera humillante en una esquina de la tienda.

En dicha casa trabajaba una señora que quería mucho a Vicente y le preparó una gran comida. Sentía tanta rabia hacia los dueños que comenzó a conversar con ella.

- No soportó más a estos señores, explotan a mi padre y ahora quieren explotarme a mí…

La mujer salió de la cocina y volvió a entrar, para entregar un recado a Vicente…

- La señora dice que vayas a la tienda…
- ¿Por qué María?, ¿hay mucha gente?
- No Vicente, no hay nadie
- Ah!, ¡dile entonces que ya no joda!

En el preciso momento que dijo esas palabras, entró a la casa una de las hijas del dueño. Escucho cada palabra… se dirigió indignada hacia la cocina para enfrentarlo.

- Que te haz creído, chiquillo insolente.
- ¡Nada alejado de la verdad, tus padres explotan al mío y no hacen nada mas que joderlo y a mi también!
- Todo lo que haz dicho lo sabrá mi padre.

Acto seguido salió furiosa de la cocina. Vicente bajó a la tienda sin una gota de arrepentimiento. Dentro de ella lo esperaba el jefe de su padre.

- Vicente, dirígete a mi oficina, necesito hablar contigo.
- Si, Don Armando.

Don Armando Santiago era un viejo altanero, alto y delgado, vestía siempre de terno y con un peinado hacia atrás incorregible, fijado con gomina. Dentro de su altanería infundía temor y un odiado respeto. Una vez en la oficina, Don Armando se sentó en su escritorio e invitó a Vicente a sentarse en una de las sillas situadas al otro extremo.

- He escuchado algunas insolencias tuyas hacia mí y a tu tía.
- Todo lo que escucho es verdad, usted explota a mi padre y lo sabe.
- ¿A qué te refieres? – Dijo Don Armando con falsa sorpresa.
- ¿A qué me refiero?, ¡A que usted le paga a mi padre una miseria, a que no le ha dado vacaciones en treinta años, que lo humilla siendo que es su cuñado, que es el hermano de su esposa!
- A tu padre lo ayudo, le doy trabajo.
- ¿Trabajo?, ¿a costa de qué?, ¡de explotación, de humillación, de pobreza… su tienda brilla, vende mucho y sabe que es gracias a mi padre, sabe que jamás tendrá un mejor trabajador que mi padre!
- ¡Cállate! – le temblaba la barbilla - ¡No voy a tolerar que me vengas a gritar e insultar en mi propia oficina… vete inmediatamente!
- Me voy de su asquerosa tienda.

Se paró de la silla y de un portazo se alejó lo más rápido que pudo. Mientras caminaba hacia su casa reflexionaba, había hecho lo correcto, no se arrepentía, pero sabía que le esperaba por esto una gran reprimenda de su madre.

- ¿Qué te paso?, ¿Por qué llegas a esta hora?
- Madre, acabo de pelear con Don Armando.

De manera detallada Vicente le explicó a su madre todo lo sucedido, estaba resignado, sabía lo que iba a suceder, prefirió decírselo él antes que cualquier otra persona. Cuando terminó de exponerle todo, su madre se paró frente y a diferencia de todo lo que pensó que iba a sucederle, su madre con los ojos llenos de lágrimas lo sostuvo de los hombros y lo rodeó con un fuerte abrazo.

- Hijo – decía su madre entre sollozos – todo lo que le dijiste a ese viejo lo tengo en el corazón y me lo he guardado hace mucho tiempo, hace mucho tiempo se lo quería decir, pero o no me he atrevido o no he tenido la oportunidad.

Acto seguido continuaron con la única muestra de afecto que había recibido Vicente en años. Desde ese día entendió un poco más a sus padres.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Frase real

Así es la realidad... para algunos el amor es escazo, para otros excesivamente abudante.

domingo, 19 de julio de 2009

El momento esperado.


No se como llegué a mi casa, ni tampoco en que momento ella se paró frente a mi, apoyada en la pared. Me miraba de una forma coqueta que yo jamás había visto en ella. Me tomó de mi chaqueta y con un ágil movimiento nos hizo quedar juntos, rozándonos la piel, sintiendo su aliento fresco, apacible, extremadamente delicioso. Ella tenia el control total de la situación, realmente extraño, nunca había sido así… su mirada intencionalmente coqueta no paraba de amenazarme, de advertirme que pasaría algo que cambiaria mi vida.

- ¿Y? – Me dijo, dibujando en su rostro una sonrisa entre burlona y completamente victoriosa - ¿Cuándo voy a serlo?
- ¿Ser qué? – Dije desorientado al no saber la respuesta.
- Pues… ser tu novia – Su sonrisa creció aún más.

El desconcierto aumentó en mí, jamás pensé que ella me preguntaría eso, jamás pensé que ella seria la que tomaría la iniciativa, la que resolvería el problema, la que haría que todo fuera más fácil.

Puso sus manos sobre mi pecho y comenzó lentamente a acercar sus labios a los míos. Duró tan solo segundos, pero lo recuerdo de una forma tan detallada que pareciera que duró horas. Mi respiración se volvió más rápida y entrecortada, me sentía muy nervioso; pero no era el único que tenia esa sensación… las manos de ellas temblaban y mientras se acercaba sus ojos se cerraron en señal de una concentración absoluta. Se acercaba cada vez más y más, tocó mi nariz con la suya; sentia su aliento, invitandome a no pensar en nada más, invitandome solo a disfrutar el momento esperado. Apenas rozamos nuestros labios mis ojos solo vieron oscuridad. Segundos después me di cuenta que tenia los ojos cerrados y me encontraba acostado. Los abrí y lo primero que veo es el techo blanco; observé mi alrededor, todo era muy familiar… era mi habitación, ¿Qué había pasado?, hace solo unos instantes estaba con ella, abajo, en la sala… besándonos. ¿Había pasado el día anterior? Me senté en la cama y me froté el rostro con las manos buscando una respuesta… de un momento a otro me llegó la respuesta más viable y lógica que podría haber… toda esa escena, todo ese momento lo soñé, mi mente me jugó una mala pasada, todo fue un maldito sueño…

¿Quién dijo que lo mejor que podría pasarnos es soñar con la mujer que amas? En realidad es una sensación espantosa, saber que lo que soñaste parecía tan real, pero en realidad jamás pasó… y no saldrá nunca de tu subconsciente.

martes, 30 de junio de 2009

Ella es mi novia.

Camina decidida mirando de reojo. No es déspota, solo decidida, segura de si misma. ¿Como dices? Si, no te miento, claro que si… ella es mi novia, ¿quieres que la describa? Es de una ternura especial, sonríe afablemente, al natural, como si no existiera dolor en su vida. Mira con intensidad, con sus ojos oscuros; me mira y quedo petrificado, es tan decidida, sabe que la amo, por eso lo hace. Su pelo castaño y liso cae por sus hombros. No se por que, pero no lo he tocado nunca, debe ser maravillosamente sedoso. Sus labios finos y delicados besan de una manera increíble. Su piel está tan bien cuidada, y sus manos extremadamente suaves acarician mi rostro cuando ella viene a visitarme.

¿Qué me dices?, ¿Qué donde hemos ido, que aventuras he vivido con ella? Bueno… la he salvado de un castillo de dragones, ha estado en todos mis conciertos y siempre le dedico el tema más bello; ha estado conmigo en el futuro, cuando ya soy un adulto, y siempre me ha acompañado en mis momentos mas tristes… te dije que ella es la mejor, no hay mejor mujer que ella, realmente la amo.

¿Por qué me miras así?, ¿Aún no me crees?, ¿Qué le gusta preguntas?, ¿Qué ama hacer? Ella ama la simplicidad, ama sentarse en una pradera, o solo caminar; ama mirarme y que le diga siempre “te amo”. Adora tomarme de la mano y apoyar su cabeza en mi pecho. Ama besarme y que yo siempre esté a su lado, somos la pareja perfecta.

¡Hey!, ¿qué ocurre? No me mires así, ¿no me crees?, ¿Jamás me haz visto con ella?, ¿Qué dices?, ¿Qué lo que digo es solo parte de mi imaginación? Lastima siento que no me creas amigo, en realidad no te estoy mintiendo… ¡es mi novia!, el único problema… es que ella aún no lo sabe.

martes, 23 de junio de 2009

La noche de San Juan

Dicen que en la Noche de San Juan puede pasar de todo. Algunos creen que en es la noche donde el demonio está en su máxima expresión, otros piensan que esta noche, es la noche donde se debe ayudar al sol, que cada vez acompaña menos, que cada vez alumbra en menor intensidad. No importa que motivo le den las personas, no importan por que rodean por esa noche el fuego que encandila, que abriga y conmueve; solo importa la unión que logra… y lo inusual que consigue.

Tenía aquel chico el extraño presentimiento de que si conseguía mostrarle a la chica que ama como es en realidad, ella lo terminaría amando de la misma manera. Sabia que lo tenia que hacer, solo que no sabia como, ni en que momento, ni en que lugar, ni que decirle, ni que hacer… cada vez se sentía mas inseguro, comenzaba a resignarse, estaba a punto de rendirse.

Las llamas comenzaban a crecer a medida que la noche abarcaba la ciudad; solo unos puntos luminosos esparcidos al azar por doquier combatían la oscuridad, que por momentos parecía imposible. La gente concurría a rodear las fogatas. Los bailes se hicieron mayores, las conversaciones más ruidosas y más alegres; las risas abundaban y la alegría se contagiaba.

El chico no parecía contagiarse de la alegría que invadía a la ciudad, estaba inmóvil observando el fuego, que se retorcía sin sentido, alumbrando de manera irregular a los improvisados bailarines. Su mente reprodujo en un instante a la chica de sus sueños, sonrío al pensar en su belleza. No paró en toda la noche en pensar en ella.

Las horas se consumieron con el fuego, y el chico llevaba de pie largo tiempo mirando el fuego y pensando en ella. La fogata comenzaba a agonizar, pero aún así lograba abrigar y alumbrar con su tenue luz naranja. El fuego comenzaba a descender, y el chico logró ver la cara de la mayoría de las personas que rodeaba la fogata; ya no danzaban con alegría, ya las risas habían desaparecido, tan solo observaban melancólicos el fuego que les traía paz y pureza. Cuando la ultima llama rebelde logro descender frente a él logro divisar a la chica, a su chica, que lo miraba con dulzura, con su hermosa sonrisa.

El fuego ya era solo humo, y el chico estaba próximo a alejarse, con la extraña sensación que debería haber echo algo, la chica que amaba lo miraba con atención, como si lo conociera, como si le gustara lo que observaba. Resignado comenzó a alejarse del lugar, cuando la chica se paró frente de él. No dijo nada, tan solo se apoyó en su cuerpo… él sin pensarlo la rodeó con sus brazos. Miró hacia arriba para mirarlo de frente, y sin previo aviso se acercó a su mejilla y lo besó tiernamente.

Dicen que en la noche de San Juan puede pasar de todo, dicen que la gente que observa el fuego se muestra tal cual es, en su estado más puro. Él chico sabía que eso necesitaba para que su chica se enamorara. Él lo sabia, pero no sabia como hacerlo… pero de eso, esta noche, solo se encargó el fuego.

miércoles, 17 de junio de 2009

La banda sonora de nuestra vida.

Creo que es el peor de los sentimientos que puede haber en esta vida. Sentirse vacío no lo comparo con nada más. Suena una banda inglesa en el fondo, no se que dicen, pero la melodía raya en la melancolía, me hunde mas, me duele aún más… me encanta. Creo que me conecto más con mis pensamientos. Suenan melancólicos los parlantes, pero la canción me hace olvidar, no mi estado de animo, puesto que lo agrava, sino más bien el motivo por que me siento así… en cierto modo puede ser algo positivo.

Ahora la misma canción suena en mi auto, llenando el espacio que ella ha dejado, tanto en el ambiente como en mi vida, tanto en mis pronósticos como en mi forma de ser con el resto. Me ha afectado mucho, se llevó realmente algo de mí, no me relaciono igual, no pienso igual, no sueño igual.

Mientras la canción sonaba por decimocuarta vez comencé a pensar en lo productivo que podría ser para una infinidad de cosas, como la canción de nuestra relación, como el tema de fondo de una sesión de fotos… como una muy buena dedicatoria. Encontré el tema ideal, la canción que dice quien soy y lo que pienso. El problema ahora es que mi destinataria se ha ido.

Que placer es manejar de noche, no veo quien conduce los autos a mi alrededor, tan solo veo esas maquinas moviéndose; me siento oculto así, siento que no me conocen. Solo dejo como rastro una melodía melancólica en el ambiente, en el aire denso del Santiago nocturno. Doblo por inercia en la calle que se me aproximaba y paro también casi sin voluntad en su casa. Miro a la derecha del auto, al asiento del copiloto y veo como reposa un CD, lo tomo sin saber por qué y me bajo del auto.

Toco el timbre y desde la ventana del piso superior aparece.

- ¿Puedes bajar?, no te tomara mas de dos minutos – Le dije sin mirarla.

Ella sin responderme, me obedeció. Abrió la puerta unos momentos mas tarde. Después de muchos meses por fin estaba frente mío, mirándome con incredulidad. No pude parar de observar sus ojos y mis labios no hicieron movimiento alguno. Después de unos segundos levante mi brazo izquierdo y le pase el CD, sin mas que decirle di media vuelta y me dirigí al auto. No fui capaz de prender el motor de inmediato, mi mente daba vueltas. Después de unos minutos desde su pieza su habitación comenzó a sonar la canción que estaba grabada en el CD, la canción que me ha acompañado todo este tiempo. La rabia comenzó a invadir todo mi cuerpo, sin quererlo ella volvió a robar algo de mí. La rabia y solo la rabia me dio la voluntad de emprender mi viaje de vuelta.

No podía mentirme, ella supera todo mi sentimiento apático, como dice un gran filosofo ella está “mas allá del bien y del mal”. Sé que mi enojo será temporal, se que mi rabia desaparecerá con su primera sonrisa, con su primera disculpa. Mientras más me alejo de ella, creo que más cariño me produce, su actuar me encanta, sus sorpresas realmente me cautivan.

Mientras avanzaba mi auto, se desvanecía de mis oídos la canción y con ella también mi rabia. Miro por el espejo retrovisor y la veo mirándome desde la ventana. No observa mi cara, solo ve esa maquina alejándose. Queda solo como evidencia una melodía melancólica en el ambiente. Puede ser que ella haya vuelto a robar algo de mí, pero creo que yo he recuperado algo de ella también. Si, tenía razón, tiene potencial esa canción. Es productiva, la ocupe sin quererlo por un fin… es la banda sonora de nuestra vida.